Maravillas del Mundo Antiguo XXII: El Coloso de Rodas.

La conocida como sexta Maravilla de la Antigüedad fue construida en el siglo III a.C. por los rodios, en su puerto de Rodas erigieron una colosal estatua de bronce del dios Helios. Al igual que las otras Siete maravillas del mundo antiguo, salvo la gran pirámide de Keops, fueron destruidas y no se conservan en la actualidad, en este caso, el Coloso de bronce fue devastado por un terremoto. Nuestra historia comienza en la Antigua Grecia, una gran civilización basada en Ciudades-estado autónomas, con sus propios dirigentes y leyes. En su etapa final conocida como el Helenismo de Alejandro Magno, tres de esas Polis: LindosCamiro y Yáliso, en el año 405 a.C., fundan una nueva ciudad llamada Rodas. Colocaron su capital federal en un lugar estratégico, Rodas estaba entre dos grandes rutas marítimas de la Antigüedad clásica: la que unían Mileto con Egipto, y la que conectaba Grecia con Chipre y Siria. De modo que, prosperó con gran celeridad, los rodios se hicieron célebres por ser grandes navegantes, comerciantes, diplomáticos y artesanos de los metales. Y su posición relevante  lleva a Rodas a verse envuelta en la célebre guerra de los sucesores de Alejandro Magno.

Imagen de la Helépolis o tomadora de ciudades, la máquina de guerra más devastadora de la Antigüedad.

Por razones económicas, de la ruta comercial, finalmente, los rodios pactan con Ptolomeo I, rey de Egipto, y eso enfurece al otro candidato a suceder a Alejandro, Antígono, rey de Macedonia, que envía para “convencer” a los rodios a su hijo Demetrio Poliorcetes. Demetrio era famoso por tomar y asediar ciudades, inventó la famosa Helépolis o “tomadora de ciudades”, que era una brutal máquina de asedio en forma de torre, perfectamente equilibrada, de unos 40 metros de altura. La torre fue diseñada por el arquitecto Epímaco de Atenas y tenía nueve pisos con aberturas, desde las que atacar, y se movía sobre ruedas. Según la tradición, ese era el talón de Aquiles de la temible maquina, sus ruedas, los rodios lo aprovechan y logran detenerla lanzando a su camino barro y estiércol, evitando su avance. El asedio fue largo, y los rodios resisten tras un año, logrando un beneficioso acuerdo, serían aliados de Antígono y no de sus enemigos, excepto Ptolomeo y su Egipto. Este pacto fue visto en Rodas como lo que era una gran victoria, y para conmemorar dicha victoria y agradecer a Helios la protección dada durante el asedio de los macedonios, se decide levantar una grandiosa estatua de bronce de Helios, dios del sol y protector titular de la isla de Rodas.

Otra imagen artistica del Coloso de Rodas en su mítica ubicación en el puerto.

Lo más curioso de todo, es que Demetrio dejo su enorme Helépolis en Rodas tras su fallido asedio, y gran parte del dinero para levantar la maravillosa estatua fue financiado con la venta de los restos de la gran torre de combate. Los rodios encargan tal magna obra al discípulo más aventajado de Lisipo, el gran escultor favorito de Alejandro, que no era otro que Cares de Lindos. Sobre el 304 a.C. Cares comenzó la estatua, aunque no sabemos con exactitud si pudo terminarla, ya que según filósofo Sixto Empírico, se quitó la vida al poco de iniciar obra, al haber calculado mal los gastos de tan gigantesca construcción, aunque puede ser una licencia poética y, por ende, exagerada del filosofo Sixto. Los rodios deseaban una estatua a la altura de la victoria lograda y del dios que la propició, del mismo modo que los atenienses hicieron tras la famosísima batalla de Maratón y su maravillosa estatua criselefantina de Atenea, obra del gran Fidias en el Partenón de la Acrópolis de Atenas. En palabras del coetáneo poeta Tiilo: “… Para ti, Helios, han elevado hasta el Olimpo los habitantes de la rodia Rodas (…) coronando su patria sobre los despojos de sus enemigos”.

El Coloso de Rodas según Louis de Caulery, con las piernas abiertas como la popular imagen convertida en mito de Van Heemskerck, obra del siglo XVI, Museo del Louvre.

Por ello Cares de Lindos diseñó una colosal estatua y es interesante mencionar que Estrabón hablaba de los rodios como los primeros en trabajar el hierro y el bronce, y que eran grandes maestros, quizás si Cares no terminó la estatua fue acaba por maestros rodios del bronce. Su nombre Coloso viene dado por sus gigantescas dimensiones, según las fuentes griegas clásicas, tendría unos 33 metros de altura, que equivalen a la medida griega de la época que era el codo griego, medía unos 70 u 80 codos. Sus medidas exactas nunca las sabremos, además contaba con una gran base de mármol sobre la que se elevaba, pero lo que es seguro es que sería espectacular y enorme. Así lo menciona Plinio, y Plinio son palabras mayores, “pocos hombres pueden abrazar su pulgar, y sus dedos son mayores que muchas estatuas enteras”. Ya todo lo gigantesco será llamado colosal, y algo enorme un Coloso.

El Coloso de Rodas, en otra de sus míticas imágenes con las piernas abiertas en el puerto de Rodas,

Una enormidad de la que conocemos su proceso de construcción gracias a un fuente del siglo IV d.C., varios siglos después de su construcción, por lo que hay que tomar con mucha cautela la información que del Coloso nos ofrece la obra llamada Sobre las Siete Maravillas de Filón de Bizancio. Lo primero que llama la atención del relato es que cuenta que se utilizó tanto bronce que las minas así se agotaron. Debido a su tamaño estaba basado en un armazón de hierro, que los rodios también trabajaban, de unos 7.800 kilos, ese armazón fue recubierto con una piel de bronce, según Filón, de 12 o 13 toneladas de cobre. Es muy interesante que el Coloso, a diferente de otras grandes estatuas de bronce griegas, se fabricó a modo de un edifico por pisos, y no con piezas sueltas que luego se unen. La idea era sobre la gran base de mármol esculpir y fundir los enormes pies, luego fundir los tobillos y, de esta manera, ir subiendo paso a paso. El gran truco para ir subiendo y fundiendo el bronce era enterrar con tierra las partes aún no ensambladas, y las que si lo estaban quedaban bajo la tierra, mientras se podría seguir levantado y fundiendo el bronce sobre esa superficie de tierra, era como un andamio de tierra firme. Esa es la versión que tenemos de Filón de Bizancio, que para muchos investigadores ofrece una visión de una técnica no conocida en la época de los rodios, por que se duda que pudieran hacer esa fundición del bronce en la misma estatua. Otra hipótesis, quizás más plausible, es que se fundieran grandes placas de bronce y luego fueran colocadas una a una sobre el gran armazón de hierro, yo querido creer a Filón.

Pueblo de Lindos,  antes gran Polis de la isla Rodas, en una preciosa bahía rocosa.

Fuera como fuese, Coloso de Cares de Lindos en Rodas no tenía parangón, estaba destinado a ser el “segundo sol de Rodas” por toda la eternidad, pero su vida, por desgracia, fue muy corta, en el año 226 a.C. un gran terremoto asoló Rodas y derribó la colosal estatua de Helios. Y, nunca se volvió a levantar, aunque se cuenta que Ptolomeo III, rey de Egipto, ofreció el dinero y los obreros necesarios para levantarlo. Sin embargo, los rodios hicieron caso a la perdición del Oráculo, que no aconsejaba que volviera a ser levantado, al considerarlo un mal augurio. De esta forma, durante siglos, unos 900 años, los restos se quedaron in situ, y el colosalismo de dichos restos, fue admirado por todos los viajeros que pasaron por Rodas. La tradición que el Coloso se rompió por las rodillas y el resto quedó esparcido, sería una pasada ver esas piernas hasta la rodillas y los gigantescos trozos del resto a su alrededor. Mencionar al viajero Luciano de Samosata, en el siglo II d. C., que señalaba en tono de humor que “el coloso de Rodas y el Faro de Alejandría se veían desde la Luna”.

El Coloso de Rodas imaginado por el español Antonio Muñoz Degrain, que pintó en 1914 tras viajar a Rodas,  Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid).

La duda es evidente: ¿por qué no se conservan ninguno de sus colosales restos? (sería grandioso tener, al menos, uno de sus enormes pies). La explicación es la de siempre: el tiempo, la reutilización y el expolio. En este caso fue el califa árabe Muawiya, 5º califa tras Mahoma, que en la expansión del Islam por el Mediterráneo, se apodera de Rodas en el año 654 d.C.. Y como falso ídolo pagano decide terminar de demoler el Coloso, y llevarse su bronce, necesitó unos 900 camellos como fuerza de arrastre para sacar sus restos de Rodas, según cuentan las fuentes clásicas. El bronce fue comprado por un judío sirio de Efesa, lamentable final para una maravilla, que debió quedar en su lugar, en el puerto de Mandraki de Rodas o, lo que es probable en la acrópolis de Rodas.

Colosusus Solis, que crea la mítica imagen del Coloso con las piernas abiertas, de Marten van Heemskerck., 1572.

Desde ese momento, el Coloso se convierte en un mito, muchos viajeros fueron a ver el lugar donde pudo estar situado. Hay que destacar a Nicolas de Martoni, un italiano que pasó por Rodas en el año 1395 y dijo: “En tiempos antiguos hubo una maravilla, un gran ídolo, tan admirablemente formado que se dice que tenía un pie en la punta de dicho muelle, donde está la iglesia de San Nicolas y en otro en la punta del otro muelle”. Es la clásica imagen del Coloso de Rodas, que fue popularizada por el pintor holandés Marten van Heemskerck en su famoso Colossus Solis, una obra en la que colocaba el Coloso en dicha entrada del puerto de Rodas, con las piernas abiertas para dejar pasar bajo ellas los barcos y en su mano derecha alzaba un recipiente con fuego.

El Coloso de Rodas,  Salvador Dalí. 1954.

Esa legendaria representación del Coloso sería técnicamente imposible, ninguna estatua de más de 30 metros podría estar colocada con una separación en sus pies de unos 200 metros, de ser así se hubiera caído mucho antes que por el terremoto. En cuanto a su nombre, Coloso, es importante mencionar a Heródoto, el padre de la Historia, que en el siglo V a. C., viajó a Egipto y señaló que los Colosos, eran estatuas que los egipcios colocan en los templos, siempre con las piernas unidas. Ninguno de los Colosos de la antigüedad tenía las piernas separadas, y la palabra Coloso, adquiere el sentido de “estatua de gran tamaño” por el Coloso de Rodas, no eran tan gigantescos los colosos egipcios, ni otros griegos (como el del dios Apolo en la Isla de Delos) y todos con las piernas unidas, como la estatua de Artemisa en Efeso, otra de las siete maravillas de la Antigüedad. De modo que, esa mítica imagen del Coloso, poco tenía que ver con la realidad.

El dios Helios representado en un relieve Troyano, lo vemos joven, con el pelo rizado y los rayos en la cabeza.

Las fuentes clásicas nos dicen que era un gran símbolo de la independencia y poder económico de Rodas, pero poca información nos dan de su aspecto, Filón de Bizancio ni siquiera la describe, solo dice que se reconoce al dios Helios por sus atributos, sin entrar en detalles. De esta manera, debemos intuir que se asemejaría a la imagen típica del Dios Heliosque parece en monedas rodias y griegas, como un joven atleta desnudo con el cabello rizado y que podía, aunque no siempre, tener rayos en su cabeza, como símbolo del Sol. Además la tradicional y mítica situación del Coloso en el puerto de Rodas, tampoco parece nada probable, más bien es imposible que este junto al mar, por sus dimensiones, y porque sus restos habrían caído al mar y alguno de esos restos se podría haber encontrado. Lo más lógico, es que al igual que los colosos egipcios que mencionaba Heródoto, el Coloso de Rodas estuviera en el templo a Helios, como dios principal de la isla, pero no puede ser comprobado está plausible hipótesis, al no haberse encontrado ningún resto de dicho templo, pero yo estoy seguro que este templo debió existir, el dios protector de la isla tendría con toda seguridad un gran templo en Rodas.

Acrópolis de Rodas, con las ruinas del llamado Templo de Apolo Pitio, que bien podía ser el templo de Helios y en sus cercanías estar el lugar verdadero del Coloso, con unas dimensiones algo menor a las que le atribuye la tradición.

En los últimos años, una arqueóloga llamada Úrsula Vedder señaló que el templo de Helios sería el que todos llaman templo de Apolo Pitio en la Acrópolis de Rodas, y tiene sentido al estar a su lado el estadio, donde competían los atletas en honor a Helios, de la misma forma que ocurría en Olimpia en honor a Zeus, o en Delfos en honor a Apolo. Incluso, se menciona que podía estar en medio de Rodas, en un lugar llamado Palacio del Gran Maestre del Bazar, y que al caer derribó muchas casas, y que por miedo a derribar más viviendas los rodios no lo levantaron de nuevo.

Puerto de Mandraki en Rodas, con el fuerte de San Nicolas al fondo, y los dos ciervos que, supuestamente, señalan el lugar de los dos pies separados del mítico Coloso.

Es muy difícil decir donde podía estar el Coloso, yo me decanto por situarlo junto al templo de Helios, como los colosos egipcios u otras estatuas de dios importantes griegos, ejemplo la Estatua de Zeus en Olimpia, otra maravilla desaparecida del mundo antiguo. Y, por supuesto, de tener las piernas separadas sería muy levemente, al igual que otro coloso de la antigüedad el Coloso de Nerón en Roma. Suetonio, gran historiador romano, cuenta que Nerón encargó una colosal estatua suya al escultor griego Zenodoro. Que construyó una estatua de unos 40 metros inspirada en el Coloso de Rodas. tenía unos 120 pies romanos y estaba destinada a decorar su gran Domus Aurea en Roma. Al morir el cruel Nerón, el Senado borra de la faz de Roma toda su obra, y su coloso es trasformado en una estatua del Sol y es colocada en las cercanías del Coliseo, en la actualidad se conservan algunos restos de su gran basa.

Imagen del coloso imaginada por Sergio Leone en su película de 1960, como un gran ídolo que arrojaba aceite hirviendo a los barcos que pasaban entre sus piernas.

En definitiva, Coloso de Rodas existió y por sus dimensiones, complejidad e imponente colosalismo marcó la mirada de los viajeros que pasaron por Rodas durante siglos, y su eco se mantiene en el Mundo Actual. Muchas son las estatuas que se inspiran en el gran coloso rodio, como el gran Cristo de Corcovado en Río de Janeiro (Brasil) imponente estatua de brazos abiertos de 30,1 metros o la célebre Estatua de la Libertad de Nueva York, que se podía decir que es el Coloso de los tiempos modernos desde que fue levantada en 1886. con sus 93 metros de altura. Los rodios iniciaron el camino seguido por muchos pueblos de simbolizar su independencia y libertad con una estatua o un gran ídolo, y ese espíritu nos lo recuerda la mencionada estatua de la Libertad. Si os digo la verdad, me intriga mucho como sería el Coloso de Rodas, pero creo que sus exactas dimensiones y apariencia no tienen importancia y es más relevante su leyenda como una de las desaparecidas siete Maravillas de la Antigüedad. Unas maravillas, que al igual que las civilizaciones que las construyeron, vivieron su prosperidad y su hundimiento, son una metáfora de las sociedades humanas que las crean, que están sometidas a cíclicas crisis tras periodos de esplendor. Y en esas seguimos, mi teoría es que la civilización occidental actual se hundirá, espero no conocerlo, porque su hundimiento será más terrible que del Coloso de Rodas.

El Coloso de Rodas de Sergio Leone fue rodada en 1960 en el puerto de Laredo (Cantabria), donde recrearon el puerto de Rodas y la parte inferior del Coloso.

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