Publicarán libro con los hallazgos más recientes en el Templo Mayor
Reunirá el trabajo de investigadores como Alfredo López Austin y Guilhem Olivier, adelantó Leonardo López Luján.
En el marco del coloquio Imitación, adopción e innovación en Mesoamérica, organizado por El Colegio Nacional, investigador Leonardo López Luján dio la ponencia “Los superpredadores en las ofrendas del Templo Mayor de Tenochtitlan”, en la cual compartió el hallazgo de restos animales que ascienden a decenas de miles de individuos, pertenecientes a más de 500 especies.
Ahí mismo adelantó que antes de que termine el año, la institución publicará un volumen sobre los animales del recinto sagrado con más de 50 capítulos que reúne el trabajo del proyecto y de muchos colaboradores, entre ellos, Alfredo López Austin y de Guilhem Olivier.
“Tal vez lo más espectacular que hemos encontrado en los últimos tiempos es la biodiversidad. En una sola ofrenda hemos encontrado más de 117 especies diferentes, lo cual habla del interés de los sacerdotes, no por poner muchos ejemplares de una misma especie, sino por marcar una diversidad”, subrayó el también director del Proyecto Templo Mayor.
Muchas de las ofrendas en las que se encuentran este tipo de restos conforman un microcosmos, pues los objetos contenidos están minuciosamente organizados con base en la cosmogonía de los antiguos habitantes de Tenochtitlan: “representaciones en miniatura del universo como era concebido por los grupos nahuas y sus contemporáneos; o de una porción de ese cosmos. Por ejemplo, en las ofrendas más complejas, los sacerdotes colocaban organismos marinos hasta abajo, aludiendo al inframundo acuático”.
En las ofrendas se encuentran especies importadas, en algunos casos de zonas muy alejadas, desde los desiertos del norte hasta las selvas tropicales: “Por ejemplo, la espátula rosada es un ave muy común en las ofrendas del Templo Mayor, pero es un ave migratoria que no llegaba a la cuenca de México, sino que se distribuía en la costa del Golfo de México, desde Estados Unidos hasta Argentina”.
Mencionó que gracias al análisis de los materiales biológicos de las ofrendas se logró determinar que algunos de estos animales vivían en cautiverio: “estuvieron aquí en el famoso vivario, en el mal llamado ‘zoológico de Moctezuma’, en el palacio real, que es mencionado por todos los cronistas del siglo XVI. (… ) Ahora sabemos con qué alimentaban a las águilas. Cortés hablaba de gallinas, pero obviamente aquí no había gallinas; y yo siempre pensé que eran guajolotes, pero no, son codornices lo que les daban de comer”.
Leonardo López Luján hizo énfasis en la parafernalia alrededor de seis especies específicas de superpredadores, es decir, aquellos que no tienen un depredador natural: “hemos encontrado 32 superpredadores que tienen insignias, pero sólo estas seis –el lobo, el puma, el jaguar, el halcón, el águila y el gavilán– son las que están vestidas y ornamentadas”.
Concluyó que “el significado de todos estos ornamentos e insignias apunta, en muchos casos, al orden bélico, al orden militar”, puesto que los animales enterrados en las ofrendas están orientados hacia el este, como viendo hacia donde se pone el sol, “los vinculamos con las almas de los guerreros divinizados que acompañan al sol en su recorrido por el cielo”.
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